¿Por qué se celebra el día de San Valentín?

El ser humano por naturaleza propia de su especie, ha desarrollado a través de su evolución, la necesidad absoluta de satisfacer sus principales y más básicas necesidades, entre las cuales, sentirse amado o apreciado, ha pasado a formar parte fundamental del desarrollo integral de la persona. El amor es considerado como un sentimiento fuertemente arraigado a los sentimientos internos de cada ser humano, contando con la capacidad de experimentarlo directamente hacia nuestros familiares más cercanos (padres, hijos, hermanos, abuelos, tíos, sobrinos etc), amigos, parejas sentimentales, otros seres vivos y hacia nuestro creador mismo.

Basado en estos principios sentimentales con los que cuentan las personas, se fue creando una necesidad primordial de resaltar en algunos momentos de nuestra vida ese hermoso sentimiento, necesidad reconocida hasta por la ancestral iglesia católica misma, la cual a finales del siglo “V” aprueba bajo mandato del “Papa Gelasio I” la celebración el día 14 de febrero de cada año del día de San Valentín como patrono incólume del amor al prójimo, denominación que a través de los años ha sido sometida a algunos cambios, siendo llamado también el Día de Los Enamorados, o el Día del Amor y La Amistad.

Con el pasar de los años, esta celebración considerada en sus inicios netamente como religiosa, fue consolidándose fuertemente en el mundo entero como la fecha más importante para celebrar el amor en general, pero muy especialmente el amor en pareja, siendo resaltada de sobremanera por la integración de la misma a los diferentes sistemas socioculturales de importantes países europeos, donde se arraigaron un cúmulo de costumbres, rituales y hábitos propios de cada población, los cuales eran comúnmente utilizados para tratar de conseguir el ansiado amor quienes no lo tenían, o mantener la llama viva quienes ya disfrutaban del amor en pareja.

Ya para finales del siglo “XVI” durante el “XVII” y a comienzos del “XVIII”, la celebración del día de San Valentín se había convertido en una verdadera fiesta universal, tomando por asalto a otras milenarias culturas como la asiática, o a otras nacientes como la americana, donde rápidamente se adoptaron dichas costumbres y se empezó a venerar esta fecha y a su renombrada figura eclesiástica, encontrando así una manera sencilla y potencial para celebrar ese día a través de la entrega de un hermoso y peculiar detalle, un paseo romántico totalmente inesperado, o simplemente pasar una noche inolvidable y apasionada junto a su pareja.

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